«El escritor escribe para explicarse a sí mismo lo que no se puede explicar.»
Gabriel García Márquez (1927-2014)
La expresión escrita forma parte del hombre y de su desarrollo emocional y cognitiva. La escritura es un recurso especialmente recomendable para la reflexión y el autoconocimiento. Ya sea como afición o como parte de un proceso de terapia, la escritura nos permite alcanzar mayores niveles de profundidad y nos aporta puntos de vista diferentes.
Cierto es que no todo el mundo disfruta escribiendo. Mientras algunos pacientes ya escriben como afición, otros se muestran de entrada reacios o perezosos ante la propuesta. A algunos les da respeto profundizar mucho, otros se cuestionan la calidad artística (algo totalmente irrelevante). Otros tantos sencillamente no alcanzan a ver la utilidad.
En este artículo vamos a presentar 7 razones por las que la escritura afianza y potencia los procesos de terapia:
- Afianza el compromiso del paciente con su proceso
La realización de tareas escritas afianza el compromiso del paciente con el proceso terapéutico y prolonga el trabajo entre sesión y sesión. No sólo implica la decisión de darse un momento en su rutina para dedicarse a sí mismo, sino que además coloca al paciente en una posición activa, como responsable de su propio avance a través del trabajo.
- Aumenta el autoconocimiento y la autoestima
La escritura genera una mayor comprensión de uno mismo. Esto redunda en un mayor autoconocimiento y una mayor autoestima. El efecto en la autoestima se amplifica, además, por la conciencia de estar participando activamente en su mejoría.
- Permite detectar y cuestionar discursos automáticos
El ritmo al escribir, mucho más pausado que el oral, requiere un trabajo de organización de ideas y pensamiento, sopesándolos en mayor medida. La escritura nos permite reflexionar sobre estos discursos automáticos que al plasmarse al papel se hacen más aparentes y, en consecuencia, más cuestionables.
- Posibilita el autodistanciamiento
Al poner nuestras ideas, sentimientos, recuerdos y demás por escrito, tomamos cierta distancia que nos permite analizar desde perspectivas alternativas, lo que enriquece nuestra comprensión y conciencia sobre hechos, pensamientos y emociones.
- Reescribir nuestra historia
Al final, vivimos en una enorme narración que nos explicamos a nosotros mismos sobre nuestra vida. La escritura nos permite reelaborar esta narración, que en muchas ocasiones creamos muchos años atrás y se mantiene intacta a lo largo del tiempo. Aún cuando ha pedido validez.
- Apela al inconsciente
La escritura, al utilizar imágenes y metáforas, permite tomar contacto con emociones y pensamientos menos conscientes, que escapan al discurso habitual. La creatividad de la tarea activa vías de pensamiento menos exploradas.
- Libera y desahoga
Plasmar en palabras pensamientos, ideas y sentimientos que albergamos, nos ayuda a definirlos, acotarlos y limitar su fuerza. Emociones muy intensas y expansivas como la rabia se benefician profundamente de actividades escritas. En ocasiones, poner por escrito determinadas emociones o ideas es el primer paso para poder aceptarlas y regularlas.
Comentarios recientes