Imaginemos a un hombre llamado Carlos.

Carlos es representante comercial y pasa muchas horas al día al volante. El problema de Carlos es que los neumáticos de su vehículo se desgastan a un ritmo alarmante, llegando a menudo a reventar. Harto de renovarlos continuamente acude a su mecánico de confianza, decidido a solucionar de una vez por todas el problema.

El mecánico, tras examinar el vehículo y los neumáticos pidió a Carlos si podían dar una vuelta en coche.Tras el paseo, el mecánico le comunicó a Carlos el problema:

– Verá caballero, lo que sucede es que su modo de conducir es muy agresivo. Acelera mucho para dar bruscos frenazos y volantazos al llegar a las curvas. – Dijo el mecánico.

– Sí, es que mi trabajo me obliga a exprimir al máximo el tiempo, he de desplazarme lo más rápido posible. – Respondió Carlos.

– El problema es que esa manera de conducir desgasta en exceso los neumáticos. Incluso se nota cómo los amortiguadores empiezan también a acusar el sobreesfuerzo.

Ante la explicación del mecánico, Carlos se agobió de pronto:

– Pero ¿qué está usted sugiriendo? Yo he conducido así toda mi vida, no sé conducir de otra manera. Después de tantos años no aprenderé a conducir de otro modo.

– No se preocupe – Respondió salvador el mecánico – Lo único que tiene que hacer es rociar los neumáticos con este preparado especial que fortalece el caucho muchísimo. De este modo, aunque siga conduciendo igual, el desgaste será algo menor. Sólo tiene que acordarse de comprar el producto y rociar cada mañana los neumáticos con él.

 

Como es fácil suponer, el producto para neumáticos simbolizaría el uso de fármacos en los problemas psicológicos. Aunque corregir su modo de conducir le llevará a Carlos más tiempo, el beneficio será también mayor y más duradero. Además de solucionar realmente el problema y no depender del “producto especial”.

 

De entrada, dejar algo muy claro: los psicofármacos son ÚTILES y NECESARIOS cuando el caso los requiere. No sólo eso, en algunos diagnósticos su uso resulta imprescindible. No obstante, en ocasiones también pueden ser entendidos como una salida rápida y fácil a problemas que tienes más que ver con “el modo de conducir”.

Si una persona acude un psiquiatra con distintos problemas en su vida, puede verse tentada por la ilusión de que una pastilla puede solucionarlos. Sin embargo, y pese a que tal vez alivia los síntomas que la persona experimenta, el problema seguirá ahí.

 

Por todo ello vamos a tratar algunos puntos importantes para entender mejor el uso de psicofármacos:

 

  • El mito de la pastilla mágica: Existe la creencia de que existen psicofármacos que con sólo ingerirlos solucionan nuestros problemas. Eso es una ilusión. No existe tal pastilla. Existen múltiples fármacos que pueden ser de mucha ayuda en determinados casos. Pero milagros, como suelen decir, a Lourdes.
  • Es más rápido y más barato:  Si te refieres a eliminar un síntoma es posible. Si hablas de solucionar tu problema, es probable que no. Pero una vez más, depende de cada caso.
  • Únicamente a través de un médico: Es fundamental que la prescripción del mismo y su uso, así como la suspensión de su consumo esté supervisado por un psiquiatra.
  • Diferenciar entre psicopatologías de origen exógeno y endógeno: Determinadas psicopatologías como algunas depresiones son causadas por desequilibrios neuroquímicos y hormonales. Éstos deben ser tratados con medicación (independientemente del trabajo terapéutico).
  • Operan sobre los síntomas: Los psicofármacos actúan sobre la sintomatología que experimenta la persona. En casos de psicopatologías mayores o estados muy agudos, son imprescindibles para poder equilibrar al paciente. Sin embargo, los síntomas son la expresión de un problema y no el problema en sí. Los fármacos por si solos no son la solución si sólo enmascaran el problema de base.
  • En algunos casos crean dependencia: Los psicofármacos son substancias químicas psicoactivas que pueden crear dependencia (en especial las benzodiacepinas) y distintos niveles de tolerancia. Es importante informarse con el médico de todos estos posibles efectos.
  • Efectos secundarios: Los psicofármacos son medicamentos con una alta variedad de efectos secundarios. Efectos sobre el estado de ánimo, la capacidad de concentración, la respuesta sexual, entre otros. De nuevo fundamental informarse bien con el psiquiatra.
  • Psicofármaco y psicoterapia: A menudo, el trabajo en psicoterapia potenciará y afianzará los beneficios del uso de psicofármacos.

 

En resumen, tanto la psicoterapia como los psicofármacos son aliados que pueden ayudarte a superar tus problemas, pero debes saber qué son y cómo utilizarlos de la manera más eficaz para ti.

Y recuerda, sea cual sea tu caso, infórmate siempre muy bien con tu psiquiatra o tu psicólogo colegiados y pregunta cualquier duda que tengas al respecto.

 

www.demolinapsicologo.com

 

 

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